16 de marzo de 1963. El país futbolero aún vivía la fiebre que dejó el Campeonato Mundial de 1962 que se realizó en Chile, arrojando como saldo uno de los Torneos Oficiales más recordados de nuestro balompié. Los dos equipos que más jugadores aportaban a la “Roja” que culminó tercera debían dirimir en una final un certamen en el que nunca se dieron ventajas y en el que culminaron igualados en 50 puntos.
La semana previa a ese encuentro se vivió una verdadera locura por adquirir una entrada al partido soñado entre ambas universidades. Carlos Campos, el eje de ataque de ese equipo recuerda que “todos querían estar en el estadio, el país estaba muy futbolizado. La gente sólo quería ir a ese partido y para nosotros, también era muy especial, porque en esa época lo más importante era ganarle a la Católica. De hecho, cuando le ganábamos a Colo Colo había doble premio, pero contra ellos, era triple”.
El partido
Fueron más de 74 mil las personas que llegaron esa noche al Nacional, en su gran mayoría, hinchas azules, quienes vieron como tempranamente la U se ponía en una cómoda ventaja con goles de Carlos Campos a los 12’ y 29’ minutos. “Fueron goles importantes, nos dieron tranquilidad en un partido que se disputaba con todo, como se vivían esos clásicos con la UC”, dice.
Sin embargo, a los 41’ Armando Tobar y en los 49’ “Tito” Foullioux sembraban la duda y daban un fuerte golpe al igualar la brega. La U se veía cansada, pero no se entregaba pese al envión anímico que tenían los Cruzados.
Pasaron tres minutos y Luis Ernesto Álvarez ponía el júbilo nuevamente. A los 68’ el mismo jugador ponía el 4-2 y aunque en los 80’, otra vez, Foullioux anotaba y ponía incertidumbre, apareció a tres minutos del final Leonel Sánchez para el 5-3 y el comienzo de la fiesta.
“Fue uno de los momentos más electrizantes de mi carrera, habíamos disputado el campeonato todo el año, punto a punto y ahora nos dábamos el lujo de ganarles la final. En esa época no se entregaba la copa el mismo día, pero el máximo honor era dar la vuelta olímpica y que todo el estadio te aplaudiera, yo nunca me voy a olvidar de eso”, rememora el “Tanque”.
Hoy, a 50 años de aquella gesta épica, los recuerdos se hacen más patentes para el máximo anotador de esa temporada. La emoción lo embarga, está atento a las preguntas pero su mente viaja a ese minuto de la vuelta olímpica.
En sus ojos, se ve cómo el joven Campos grita y salta de emoción. La U es campeona y ante el más lindo rival. Los Azules de corazón, sólo podemos darle las gracias por ese sueño cumplido.
105 Goles consiguió el equipo de 1962, hasta ahora, el campeón más anotador de la historia en Chile.