Su último Club fue Universidad de Chile, por lo que llegó con una madurez que lo hizo destacar en el mediocampo. Fotos: Archivo
En 1992 se vistió con los colores azules con la mente puesta no sólo en la cancha, sino también en el buzo de entrenador, pensando en su carrera cuando terminara de jugar en el “Romántico Viajero”.
Con 30 años sabía que el retiro podría ser en cinco años más, así lo contó en la Revista Don Balón de Agosto de 1992 (N° 7) y así lo cumplió luego de que en 1997 se retirara defendiendo a la “U”.
Con Universidad de Chile alcanzó a disputar 165 partidos por Campeonatos Nacionales, marcando 27 goles. Además, dio la vuelta en dos oportunidades (1994 y 1995). Luego, regresó como entrenador (2002-2003).
Llevaba solo tres meses defendiendo a la “U” y la Don Balón conversó con él sobre sus inicios y sobre su futuro. Estas son sus frases destacadas:
• “Seguramente influyó el no haber tenido la formación de cadetes, que en mi caso creo que fue importante en el retraso que sufrí en alcanzar un nivel estable”
• “Sentí la falta de una condición física apropiada. Imagínate que con el 1.77 metros de estatura, pesaba apenas 62 kilos”.
• “Cada vez que hacía pesas, perdía precisión en los pases y como me desagrada que me critiquen por darle mal al balón, me opuse a trabajar en las
pesas”.
• “Carecía de experiencia para jugar con profesionales. Hasta los 18 años solo supe de jugar en El Naranjal, la Industrial y en la selección juvenil de San Vicente”.
• “Todos me ubiaban como el sobrino de mi tío Víctor. No fue fácil quitarme el cartel, especialmente porque en Palestino la tradición de los Castañeda está muy marcada. Pero me da la impresión de que al fin y al cabo me impuse”.
• “Firmé por cuatro años, es decir hasta que tenga 34. Lo cierto es que pienso dejar el fútbol a los 35. Si todo se mantiene bien, podría cumplir mi ciclo aquí”.
