Tras perder la final del Clausura 2005, en el torneo siguiente la “U” eliminó a su clásico rival con gran actuación de los “cafetaleros” Alcázar y Candelo.
Puede que con el paso de los años, este clásico haya ido borrándose de la memoria de algunos hinchas de Universidad de Chile. Sin embargo, en el momento en que se jugó, tuvo un significado muy especial, por todo lo que había ocurrido entre Azules y cruzados solo unos meses atrás, cuando los franjeados habían logrado quedarse con el título del Clausura 2005, venciendo al Romántico Viajero desde los doce pasos.
Por eso, cuando se encontraron en los cuartos de final del Apertura 2006 había mucho morbo. La U se había clasificado a los playoffs en el tercer lugar de la tabla general, mientras que el tradicional rival lo había hecho solo en el sexto puesto.
El Estadio Nacional albergó los dos encuentros y en la ida se jugaría un partidazo, que finalizaría igualado 2-2 y donde los de Gustavo Huerta jugaron buena parte del complemento con un hombre menos por expulsión de Julio César Moreyra. Los colombianos Herly Alcázar y Mayer Candelo anotarían los tantos del “León”.
La vuelta se disputaría con todo y el campeón vigente comenzó poniéndose en ventaja tempranamente. A los 19’ Luis Núñez abría la cuenta y los fantasmas de la final perdida aparecían en las cabezas de los hinchas de Universidad de Chile. Pese a los intentos por llegar a la paridad, el tanto no cayó al finalizar el primer tiempo.
En el complemento, con todo cuesta arriba, apareció esa U guerrera, que nunca deja de creer y que siempre ilusiona a sus hinchas. A los 54’ un centro de Hugo Droguett fue conectado de cabeza por Alcázar para poner la paridad e iniciar la remontada. Por ahora, nuevamente había penales.
En los 71’, vendría la explosión de júbilo. El moreno atacante colombiano recibió un balón en el área rival, giró y con un potente remate venció nuevamente a Buljubasich. Delirio total, que se convertiría en fiesta a los 77’, cuando Mayer Candelo apareció solo para con un remate cruzado decretar el 3-1 final. Se concretaba la ansiada venganza y el campeón quedaba de rodillas.
