Matías Rodríguez sin lugar a dudas se ha ganado un espacio importante dentro de la historia de la U. El jugador argentino llegó a principios de 2010 de la mano de Gerardo Pelusso y desde entonces su nombre está en la retina de todo hincha azul. Sus goles importantes y su gran palmarés con el “Romántico Viajero” hacen que el Mati sea un referente.
El trasandino tiene a su haber dos pasos por el “Equipo Mágico”. El primero de ellos fue entre 2010 y 2013, donde ganó tres títulos nacionales y la Copa Sudamericana. En su segundo ciclo, sumó a sus vitrinas otro título nacional, una Supercopa y una Copa Chile. Además, ha marcado 44 tantos, lo que lo convierten en el defensor con más goles en la historia del club.
Pese a todo el éxito que ha tenido con el club del cual se enamoró, en sus inicios no lo pasó bien. Tuvo que trabajar duro para lograr sus sueños y llegar al más alto nivel. Sin embargo, el esfuerzo tuvo sus frutos y hoy la vida lo premia con la posibilidad de estar en lugar que quiere y donde espera continuar por mucho tiempo.
¿Cómo se da tu llegada a la U, en 2010?
Estuve un año y medio en Nacional, terminé contrato y cuando estaba arreglando para renovar, faltando pocos días, la U vende a Osvaldo González a Toluca. De imprevisto mi representante me dice que nos vamos a Chile, que Gerardo Pelusso me pidió como lateral derecho.
¿Sabías algo de la U?
Conocía a la U por Mauricio Victorino, fuimos compañeros en Nacional, y tengo una anécdota con él. Una vez volvió a Uruguay de vacaciones y nos fue a ver. Cuando estábamos sentados conversando le digo en broma “espérame seis meses que voy para allá”, y justo en seis meses se dio todo para que pudiera llegar acá y fue medio cómico.
¿Cómo viviste la gloriosa era Sampaoli?
El día que llegó Jorge, nos marcó bien los conceptos que quería y lo que pretendía. Se juntaron muchos factores en ese periodo: teníamos gente joven, gente experimentada, gente que quería triunfar y un cuerpo técnico que nos brindaba todas las herramientas para sacarnos el mayor rendimiento.
Con Sampaoli te transformaste en goleador del equipo ¿Lo imaginaste?
Nunca lo pensé. En Nacional hice solamente dos goles, en Ecuador hice tres y en Austria no jugaba. Cuando llegué acá me encontré con una faceta nueva y que había que disfrutarla, pero no como para que me exijan ser goleador.
¿Qué te genera ser el defensa más goleador en la historia del Club?
Uno no anda buscando hacer goles para quedar en la historia del Club, son circunstancias que se dan en los partidos. Después de cumplir metas, o récords, uno se tiene que alegrar porque significa que ha servido dentro del equipo, que va a quedar tu nombre en la historia y obviamente me reconforta y me llena de alegría. Pero creo que esto lo voy a valorar mucho más el día que deje el Club o cuando uno me retire.
El retorno de ‘Maticrak’
¿Cómo se da tu regreso luego del paso por Italia y Brasil?
Me fui de Italia porque no aguantaba el no jugar, ahí dejé de lado todo lo económico. Uno puede estar cobrando bien, el doble o el triple, pero nosotros queremos jugar siempre. Muchas veces la gente no sabe que tenemos sentimientos y tenemos valores que no son económicos. Sabía que si no jugaba me estaba desvalorizando cada vez más y perdiendo ese hambre de fútbol.
¿Cuándo aparece la U nuevamente en tu horizonte?
Estuve un año en Brasil y luego volví a Italia, justo el equipo necesitaba el cupo extracomunitario, así que pude negociar mi salida más fácil para poder llegar a la U. Hablamos con Carlos Heller y Sabino Aguad. Siempre que se abría el libro de pases estaba la opción de volver. Una vez la U jugó con Internacional en Porto alegre y fui a ver a los chicos al hotel, estuve en el estadio y ahí le dije a Sabino “¿cuándo me va a llevar de nuevo?”.
¿Siempre quisiste volver?
Siempre estaban las ganas de volver a este club. Lo siento mi casa, sin duda, tanto para mí como para mi familia. Tengo mi hijo chileno, fanático del país.
Llegaste y saliste campeón ¿Lo soñaste?
El fútbol es de momentos. Estuve seis meses con Martín Lasarte y salimos campeones dos veces. Después llegó Sebastián Beccacece, que creo que tiene una capacidad enorme en cuanto a enseñanza y a lo que él pretende con sus equipos, pero lamentablemente no nos fue bien. Ahora no me sorprendo de que le vaya bien en Argentina, porque todos los que hemos estado con él sabemos como trabaja. No me sorprendería que un día vuelva a la U y gane muchas cosas. Es un cuerpo técnico que trabaja muchísimo.
Después estuviste con Guillermo Hoyos ¿Qué sensación te dejó su proceso?
Tuvimos un año bastante agitado en cuanto a la Copa Libertadores, la salida de Guillermo fue muy dolorosa para la institución en cuanto a lo humano, para todos fue duro. Él logró que todo estuviera en armonía, estaba todo bien. Lamentablemente, no depende solo de un par de personas o de los jugadores, son momentos que la vida te pone y hay que saberlos llevar de la mejor manera.
¿Qué te parece el presente del equipo al mando de Frank Kudelka?
Frank trató de enderezar el barco que estaba medio desestabilizado. Lo pudo ordenar un poco, pero se fueron un par de jugadores por equis motivos, eran piezas importantes y muchas veces no supimos cómo afrontar los partidos, no tuvimos la capacidad. Igualmente, llegamos a semifinal de Copa Chile, donde nos dolió mucho quedar fuera. Hoy estamos con la posibilidad de ir a una copa internacional, que es lo que estamos buscando, y esperamos ganar este sábado para acortar puntos. Después se verá si nos alcanza para algo más.
Matías y el Clásico Universitario
Has hecho tres goles en Clásicos Universitarios ¿Los recuerdas?
Me acuerdo muy bien de los goles que le he hecho a Católica, y a los otros también (Colo-Colo).
¿Cómo se vive la semana previa a un Clásico?
Todos sabemos que estos partidos son diferentes, una semana atípica a las demás. La gente en la calle pide que ganemos, pero uno lo maneja diferente, controla la ansiedad, porque son partidos que marcan. Estos partidos te dejan en la retina de la gente y del hincha, por eso hay que estar muy mentalizado en hacer bien las cosas.
¿Mucho nerviosismo?
El día que yo no sienta nervios previo a un partido me tengo que retirar del fútbol. A veces esa sensación de querer jugar de inmediato, pensar cómo va a desbordar o cómo marcar, no sirve de mucho. Hay que tratar el tema con tranquilidad, manejarse de la misma forma que siempre.
¿El Clásico Universitario que más recuerdas?
El primero que jugué, donde pude hacer un gol. Es el que más me marcó por lo que representa hacerle un gol a tu clásico rival. El de 2011 también, eso ya es algo histórico, pero me quedo con el primero porque anoté y eso es algo único en esta clase de partidos.
El otro Matías
¿Qué te gusta hacer fuera de la cancha?
Uno no solo tiene que jugar al fútbol, hay que generar otro tipo de cosas. Me gusta todo lo que tiene que ver con el tema inmobiliario, me gusta aprender. Me estoy capacitando, estudiando, aprendiendo de un amigo que sabe mucho.
¿Qué haces después de salir del CDA?
Vuelvo a la casa, hago la hora para ir a buscar a los niños al colegio y después los acompaño a algún taller, gimnasia, fútbol, lo que sea. Los llevo al doctor, ese tipo de cosas.
¿Eres de ver series?
Ahora no estoy viendo ninguna serie, pero a veces si lo hago. La mejor que he visto es La Casa de Papel. Estoy esperando más temporadas.
¿Comida favorita?
Lo que más me gusta es el asado. Acá en la U siempre están los mismo en la parrilla, “Lea” Benegas, Sebastián Ubilla y Gonzalo Espinoza.
¿Y alguna comida típica chilena?
De las comidas chilenas me gusta mucho la empanada de pino. En Argentina son ‘chiquitas’, acá son enormes.
¿Eres de escuchar música?
Escucho todo el día música. Reggaetón, cumbia, cuarteto, rock; no tengo un grupo favorito bien definido. Eso sí, el cuarteto es el que tira un poco más. Me gusta un grupo de mi ciudad que se llama Los Playeros, los escuchamos un montón con Benegas.
¿Cómo te trata la gente en la calle?
Siento que la gente me quiere, porque me lo he ganado. Les he demostrado el cariño que le tengo al club y el respeto que le tengo a ellos. Siempre voy a destacar al hincha de la U, cuando nos ha ido mal siempre han apoyado. Siempre me han aguantado bastante y las críticas que recibo siempre son constructivas, siempre las tomo para mejorar. Mientras más críticas vengan, más quiero mejorar.