Los cruzados llegaban a la fecha 27 con dos puntos de ventaja sobre el “Romántico Viajero” y con el aliciente de haber ganado el “Clásico Universitario” de la primera rueda. Sin embargo, la U estaba para cosas grandes y de la mano de un joven Marcelo Salas estaban listos para hacer historia.
Cuando el juez principal tocó el silbato el ambiente de final comenzó a sentirse con mayor fuerza. En los primeros minutos, las dos universidades salieron con todo en busca del triunfo que los acercara a una nueva estrella. Goles perdidos, supuestos penales y fueras de juego no cobrados calentaban más los ánimos.
Dentro del campo los azules mantuvieron siempre su libreto. Se jugaban la vida en cada balón, no se podía perder, el título que había sido tan esquivo estaba cada vez más cerca. Una mixtura entre juventud y experiencia querían devolver el nombre de Universidad de Chile al lugar que se merecía.
La expulsión de Néstor Gorosito a los 37’ del primer tiempo aleonó más al “Equipo Mágico”, que se fue con todo en busca del tanto que les entregara tranquilidad, y de paso, dejara a la UC en segundo lugar.
En el complemento, el dominio de la U se acrecentó, pero el meta de Católica, Patricio Toledo, evitó una y otra vez la apertura del marcador. Juan Carlos Ibáñez y Marcelo Salas comandaban una delantera que venía encendida, desde atrás los acompañaban jugadores con más recorrido y experiencia como Patricio Mardones y Raúl Aredes.
A los 80’, el ‘Matador’ controló un centro que vino de tres cuartos de cancha y no tuvo inconvenientes para derrotar la resistencia de Toledo. Era el gol que valía casi un título y la alegría para la mitad de un país que hace veinticinco años no veía a su equipo campeón.
En las siguientes fechas los azules derrotaron a Rangers en Talca (5-0), a Coquimbo en Santiago (4-2) y empataron con Cobresal en El Salvador (1-1). Esos resultados a la postre terminaron por cortar la larga sequía sin títulos y darle un merecido premio a un plantel que siempre luchó por la gloria