Fernanda Araya es hincha de Universidad de Chile de toda la vida. Creció con la camiseta azul puesta y nació amando los colores del Romántico Viajero.
Para ella, la U es su casa, no por nada habla de “mi club” cuando tiene que referirse a él. Hoy disfruta su segundo paso por el Centro Deportivo Azul, lugar que abandonó en 2018 para ir a Emiratos Árabes y luego pasar por Estados Unidos.
La artillera estudiantil tiene una vasta trayectoria con el conjunto laico. Llegó al Caracol Azul en 2006, se crio bajo el alero de las históricas Isabel Berríos y Patricia Hermida, debutó a los 16 años, se convirtió en capitana a temprana edad, marcó más de 170 goles con la U roja en el pecho y fue parte del plantel campeón en 2016.
Sin duda, es el mayor símbolo del Bulla en los primeros años del fútbol femenino profesional, en esa época de carencias y en que la U peleaba ante la adversidad para intentar destronar a un invencible Colo-Colo que mantenía la hegemonía del balompié jugado por mujeres.
El redebut de la goleadora
Hoy, la atacante regresó a Universidad de Chile con otra realidad, totalmente distinta a la que vivió en su primera etapa. El lunes pasado redebutó con el conjunto mágico en un estadio Santa Laura con más de tres mil personas, muy distante a esos partidos que jugaba en canchas de entrenamientos.
Soy Azul habló con Fernanda Araya sobre su vuelta a la actividad, luego de superar un corte de ligamento cruzado que la alejó un año de los terrenos de juego.
“Fue impactante. Lo soñé tanto tiempo. Siempre tuve esa expectativa de que algún día esto iba a pasar en el Futbol femenino. Ahora encontrarme con esa realidad, es lo que merecimos siempre. Lo tuvimos a poca escala a veces cuando se llenaban las galerías de Quilín. Esta sensación la vivo como hincha y te empodera”, detalla Fer sobre su ingresó en Plaza Chacabuco.
¿Qué te parece que el hincha de la U se interese por el fútbol femenino?
“Esto es todo el sacrificio de generaciones de jugadoras para que la U tomara el peso que debía tener el fútbol femenino siendo un equipo grande. Me pone orgullosa que la institución y la hinchada se añadieran a este fenómeno. Gracias a la visibilidad, la gente de la U ha podido ver a las jugadoras y también las deficiencias que pueden pasar. La hinchada tiene gran poder de presión y decisión para que las cosas mejoren”.
¿Antes se notaba menor interés por el fútbol femenino en la U?
“Antes de irme vi cómo iba en decadencia. No había nada, varias se fueron por la decadencia que hubo en la U. Después de ganar un título (Apertura 2016), no hubo mayor revuelo que las felicitaciones, se vio como fútbol formativo. Era difícil que la dirigencia de la U lo viera como inversión o como algo justo. Sacar un porcentaje de su balance anual para el fútbol femenino era mucho pedir. Se desarmó la U y se volvió a armar llamando a jugadoras y contratarlas”.
Los inicios de Araya
Fernanda Araya arribó a Universidad de Chile con solo 11 años gracias a una sorpresa que le tenía su madre, igual de bullanguera que ella y con quien ha disfrutado grandes jornadas en el estadio para ver Romántico Viajero.
Sabiendo su fanatismo por la U, su progenitora se consiguió un contacto para llevarla a los entrenamientos del equipo femenino: “Me dijo que tenía una sorpresa y que fuese vestida de fútbol. Me llevó al Caracol Azul. Ahí entrenábamos atrás del paño del plantel, en un maicillo, en un frontón que había. Se ponían luces y focos para alumbrar. Había muchas eran seleccionadas”.
¿Cómo recuerdas ese día?
“Estaba fascinada, solo fui a jugar. Recuerdo que le hice dos goles a Carolina Armijo, actual preparadora de arqueras de la selección, y las profesoras dijeron que me quedara. Tuve la costumbre de entrenar con más grandes, pero hubo momentos de frustración, se me hacía difícil encajar socialmente con ellas y dejé el fútbol unos meses. Jugaba fútbol y tenis al mismo tiempo, me gustaban mucho, pero tomé la decisión de dejar uno. Siendo de la U, quería jugar por la U”.
¿Y cómo lo hacían para entrenar?
“Era complicado tener una asistencia regular para entrenar por trabajos y estudios. Pasaron jugadoras muy buenas. Remamos contra todo, porque Colo-Colo tenía todas las facilidades económicas y de lugar. Nosotras teníamos ropa más grande, con suerte colación y cosas injustas. Muchas compañeras desertaron por tanto trabajo extra”.
¿Cómo fueron tus primeros años?
“En el colegio siempre pedí permiso y era duro. Los primeros años del torneo ANFP jugaba por la Sub-17. En la adulta estaba María José Rojas en mi puesto. Era buena, goleadora y mayor. Después entré yo cuando se fue a Estados Unidos. Competí la mayoría de los torneos con la adulta siendo Sub-17. No pensaba en irme afuera, sino mejorar. En ese proceso fueron fundamentales las profes Isabel Berrios y Patricia Hermida.
También llegaste a la selección.
“A los 17 años llegué a la selección adulta por Marta Tejedor y agarré el gusto a la selección. Debía responder y tomarlo con seriedad. La profe Isabel hizo un muy buen trabajo, porque me formó como jugadora y persona. Tener los ideales claros, los valores de pertenecer a la U, de ser aguerrida, ir en búsqueda del gol y no arrugar. Eso me ha destacado”.
“Llego como una desconocida”
La goleadora expresa que se debe rescatar la historia del equipo femenino de Universidad de Chile y reconocer los nombres que pavimentaron el camino de lo que hoy es el club: “La gente sabe hace muy poco tiempo del fútbol femenino, hay jugadoras que pasaron anteriormente, como Daniela Zamora, quien estuvo mucho tiempo conmigo antes de su parón y ahora es reconocida por lo último. Falta mucho recorrido de historia en la U femenina”.
“Se conocen a los ídolos del masculino, jugadores importantes que se han caracterizado por ciertas aptitudes, como ser pasional, no dar balones por perdido, y esas aptitudes también la tienen algunas jugadoras y es bueno que lo recalque la hinchada”, complementó.
Araya destacó en el club cuando el fútbol femenino no tenía la misma cobertura de hoy, por lo que entiende que su nombre no pueda ser conocido por las más jóvenes.
“Dudo que las más jóvenes sepan todos los años que estuve en la U y no solo siendo una jugadora más. Estuve siendo capitana de jugadoras más grandes. Son cosas pequeñas que no sé si las sepan, pero se ve un desconocimiento. Igual me fui harto tiempo a Estados Unidos, entonces en ese periodo el fútbol chileno estaba en una transición para realzar el fútbol femenino y llego ahora, después, prácticamente como una desconocida”, explica.
El ansiado regreso a la U
En octubre del 2022, Fernanda Araya sufrió una dura lesión al cortarse el ligamento cruzado, misma lesión que sufrió en su primer paso en la U en 2015. Esto la marginó para la recta final del Campeonato Nacional con Santiago Morning, que terminó eliminado en semifinales.
Ya finalizado el torneo, la atacante debía tomar la decisión de qué hacer con su carrera. Por un lado, el Chago presionaba por su renovación, mientras empezaba a tener coqueteos con un regreso a Universidad de Chile.
“A final de año, en el cuerpo técnico estaba Carlos Véliz y Eduardo Zurita. El profe Zuri, que lo conozco hace años, me decía ‘qué ganas de verte aquí en la U’. Después, tuve un encuentro casual con Véliz y me dijo que tenía interés en mí”, revela Araya.
¿Y qué pasaba con Santiago Morning?
“Presionaban y fue todo muy enredado. Me incomodó eso. No espero esa presión de ‘tienes para decidir de aquí a las 17:00 horas’. Preferí decir chao. No quería un inicio así. Además, el proyecto del Chago era distinto, no había nada y nadie. Muy vacío”.
Ahí es donde empiezas a hablar con la U
“Hablé con Gabriela Gómez (exsubgerenta del fútbol femenino). Si voy a enfrentarme a un desafío conmigo lesionada, mejor volver a mi club. Quería venir a mi club. Hablamos y me dijeron que me esperarían, me inscribirían para después y así fue”.
Eso sí, la recuperación demoró más de lo esperado.
“Lamentablemente, hubo una inhibición de cuádriceps que se detectó mucho tiempo después. Cuando se descubrió se pudo hacer algo y ahí se avanzó. Estaba corriendo y me fui de lleno a tocar la pelota, pero físicamente la fuerza no mejoraba, por lo que tuve que parar. Fue una pausa de cuidado. Llegué al entrenamiento y lo técnico-táctico ya lo tenía”.
Fernanda Araya volvió al Centro Deportivo Azul a inicios de septiembre para incorporarse al plantel. Si bien estaba apta para jugar, no pudo asistir a Copa Libertadores: “Desafortunadamente, la lista la habían enviado. Estaba aguantando las ganas, porque siento que podía aportar algo allá, en especial en instancias difíciles, intentar hacer algo”.
“Pude servir, pero me quedé preparándome para llegar a esta instancia. Ha sido un camino largo de mucha paciencia y constancia”, confiesa la futbolista.
Ahora, la máxima artillera en la historia de la U será alternativa para Nicolás Bravo en el compromiso de vuelta de las semifinales del torneo contra Colo-Colo, partido programado para las 16:30 en el estadio Monumental: “Daré lo mejor, porque me vengo preparando”.
Cuando el torneo finalice para el Romántico Viajero, Fer Araya deberá aclarar su futuro: “Me gustaría quedarme, porque ha sido tan poquito. Si no, ver lo que me trae el futuro deportivo”.