Para el técnico de Universidad de Chile femenino, Nilson Concha, el fútbol jugado por mujeres es bastante distinto al masculino a la hora de trabajar en él. Lo afirma desde la experiencia. Durante cinco años estuvo ligado al proyecto de Universidad de Concepción y aprendió que acá no juega solo la sabiduría de lo táctico, sino que se debe trabajar con aspectos distintos a los hombres.
“Te obliga a tener habilidades que no todos tienen”, señala en conversación con Soy Azul, haciendo referencia a las competencias blandas que se deben trabajar más allá de la sistematización de entrenamientos. “Mi estructura tiene que estar más desarrollada que la de otro entrenador, porque hay temas personales de la jugadora que te hace tomar decisiones y no juzgar”, confiesa.
El adiestrador del cuadro estudiantil indica que “el fútbol femenino tiene características muy diferentes, porque la jugadora de por sí es diferente, es inteligente, el 60% tiene estudios de educación superior y es más literal”.
¿Las futbolistas son de cuestionarse muchas cosas en los entrenamientos?
Quieren saber todo. Está bien que lo quieran saber. Cuando con el staff hacemos una tarea, le hablamos del objetivo de la tarea, o del momento del juego que está inmerso. Cuando lo haces, la jugadora se ordena. Ella se imaginan la cancha, la situación y la aplicarán. Con el hombre solo aplicas, cosa que no me parece bien. Hay que entregar el mensaje oculto.
Vamos con la pretemporada. ¿Con qué se encontró?
Hay un plantel con una disposición de oro, que disfrutan este nuevo proceso, que será cansador, engorroso, lindo y esperemos que lo terminemos de la mejor manera posible.
¿Cómo fue su primer contacto con el plantel?
Cuando llegaron las jugadoras, el primer mensaje es que se entrenen, soy creyente apasionado de la competencia interna. Les plantee que compitieran por jugar, por buscar una opción y lo hicieran día a día por tener una citación. No las conocía, la única que conocía era a Franchesca Caniguán, que la tuve en Universidad de Concepción.
A algunas las enfrentó.
Las conozco desde la otra vereda. Jugarán las que mejor entiendan el modelo y estén mejor físicamente para jugar. El mensaje fue claro. Seré justo con quién este mejor. Hay gente que no conocía y tuve una sorpresa maravillosa. Yessenia Huenteo jugó muy pocos minutos el año pasado y me ha encantado lo que ha sido en la pretemporada. Mariana Morales no la conocía y es jugadora top. Valentina Díaz es una locura e Isidora Agurto está teniendo harto rodaje y será top. Arantza Suazo la veo jugar y convence, Karen Fuentes es una jugadora con una dinámica pocas veces vistas. Fernanda Araya que es muy inteligente para jugar y Melissa Bustos me convenció desde el primer día.
El año pasado hubo críticas por el bajo rendimiento de jugadoras consideradas “de jerarquía”, pero que nunca salieron del once titular.
Uno espera de las jugadoras de jerarquía lo diferente, que aparezca un destello de habilidad para generar esa situación que te destrabe un partido. En mi rol jugará la que esté mejor. Me equivocaré un montón de veces, mi trabajo es asumir riesgos. Me tiene maravillado Isidora Agurto y si no me funciona, me criticarán. Si tengo jugando a Rebeca Fernández y no rinde, la saco, pero la gente me dirá “por qué la sacaste si es la mejor y en cualquier momento hará algo diferente”. Acá no hay secretos, por eso el fútbol es lo que es. A mí me puede gustar algo y a ti otra cosa. Lo importante es que las decisiones se tomen y tratar de dejar pocas cosas al azar.
Hay que mantener a todo un plantel contento.
Soy un DT que trata de tener al 100% del plantel contento, pero no es posible. Llegaré a un 90% en el mejor de los casos, lo regular es un 75%. Las once que juegan son las más felices, las siete restantes están entre contentas y no contentas, hay tres o cuatro que entran en citación y están constantemente en ese vaivén y otras siete que no van citadas y te odian. Tengo las habilidades para llegar a ese grupo y que todas se sientan importante en su rol, sea protagonista, secundaria o terciaria. Si cada jugadora cumple el rol que debe cumplir, probablemente se nos hará más fácil la competencia.
¿Cómo se trabaja con las jugadoras que tendrán menos minutos?
Los minutos son proporcionales al esfuerzo y lo que haces en el entrenamiento. El triunfo y hacer goles es añadidura de algo que se hizo antes. La jugadora que entrene bien y lo esté haciendo bien, no tendrá pocos minutos. Si tengo 25 jugadoras que entrenan bien y en buen nivel, nosotros seremos mejor que el otro equipo, porque tendremos muchas alternativas y el equipo trabajará bien. Deben entender que, si lo hacen bien, tendrá su premio, si no lo hacen bien, no tendrá los minutos que ellas quieren.
En el fútbol femenino hay jugadoras que se frustran y muchas hasta piensan en dejarlo.
Sí, pero en la U es diferente, es más profesional. Ellas viven del fútbol, entonces la jugadora que no tiene minutos, y nosotros creemos que no tendrá minutos, le vamos a buscar un préstamo para que vuelva con 1.200 minutos en el cuerpo, que no es lo mismo que no sumar minutos en tu club. Vamos a recibir a una jugadora más profesional, más capaz. Será una jugadora más consciente e inteligente en ese sentido.
¿Cómo se manejan los egos del camarín?
El camarín es más sano de lo que la gente cree afuera. Las jugadoras se toleran, se aceptan, se quieren, porque es un mensaje que estamos entregando como staff, de ser equipo, si alguien se equivoca no la retemos o pongamos cara larga. Si tu compañera se equivoca, perdemos todos, no solo la compañera. Bajo esa arista, el mensaje es aceptar a la compañera, sin la necesidad de ser amigas.
¿Cuál es el diagnóstico que hace del año pasado?
El trabajo del año pasado, por lo que he alcanzado a ver, ha sido extraordinario, muy bueno, me llama la atención muchas cosas que hizo mi colega (Nicolás Bravo) y me estoy colgando de parte de ese trabajo, porque hay cosas muy buenas que se hicieron y hay que modificar otras. En general fue positivo el diagnóstico. El equipo jugaba bien, tenía muchas ideas, quería ser protagonista.
¿Qué cosas hay que modificar?
Las formas de llegar al gol. Es necesario no solo llegar de una o dos formas, sino tener muchas alternativas: Con una volante interior, pasada de la lateral, con una ruptura de una mediocentro, un rebote para encontrar una tercera jugadora o con un movimiento de desmarque de la delantera. Debemos tener muchas formas para no ser predecibles. Tendremos en un 82% de los partidos la posesión del balón y seremos nosotras las que tendremos que hacernos cargo.
¿Algo más?
Otra de las cosas es recuperar el hambre de tener el balón, no puede ser que no lo tengamos y nos de lo mismo, o que trotemos al lado de alguien que esté en conducción. El balón debe ser de la U. ¿Cómo? Lo estamos trabajando, pero el balón lo debe tener la U. Si vamos ganando 5 a 0 y el partido pide dos goles más, tenemos que ir por el sexto y séptimo. Si perdemos el balón, recuperarlo rápido. Jugar con esos matices es algo que nos hará más fuerte.
¿Cómo trabaja el conformismo en un partido? Muchos recuerdan la derrota 3 a 2 en el Clásico Universitario del año pasado, donde Católica le dio vuelta el partido a una U que dominaba.
Ese es el mensaje que debo entregar y tratamos de entregar. Si tengo diferencia de cuatro, ojalá ir por el quinto. Lo viví en carne propia y de la otra vereda. Me venía la U, Colo-Colo, Santiago Morning y te hacían el 4 a 0, reanudabas el juego y te la querían quitar rápido para hacer el quinto. Te tenían contra las cuerdas, no te soltaban, y eso es lo que quiero del equipo. Trataremos siempre de ir por más.
¿Le gusta las jugadoras polifuncionales?
A todos nos encanta, pero hay que tener una posición de base, donde mejor lo hagas y trataremos de respetar eso para la seguridad de las jugadoras.
Le pongo el ejemplo de Karen Fuentes: Comenzó como volante, pero ha tenido que jugar como lateral en los últimos años, deambulando en las dos posiciones.
Las jugadoras de fútbol siempre tendrán una posición donde sea su fuerte. Si manejas más de una posición, perfecto, más alternativa eres, pero debemos tratar de colocar a la jugadora donde lo haga mejor. A las chicas les hago la pregunta de rigor: ¿Dónde te gusta más jugar? Me responden y, por lo general, le aciertan a la posición. Después le hago la segunda pregunta, más venenosa: ¿Dónde juegas mejor? Y quedan como ‘me gusta jugar aquí, pero juego mejor por acá’. Tratas de atraparla para que después no cuestionen.
¿Qué relevancia tendrán las juveniles en su proceso?
Necesitamos la competencia interna. Si competimos bien dentro, el jugar con otro equipo es más fácil, más natural. Me gustaría hacer jugar a todas las juveniles que tengo: Que debutara Emilie Borie, que juegue Catalina Valderas e Isidora Espinoza. Subí a Francisca Vargas, que me encanta su personalidad. Me encantaría hacer jugar a todas, pero no depende de mí, sino de ellas. Si entrenas bien, tendrás oportunidades, si no, no las tendrás. Estamos en una etapa dificultosa, porque quieren demostrar lo que son como jugadoras y eso las pone nerviosas. Ellas están tratando de demostrar en el día a día.
Una de las críticas del 2023 fue que jugaron poco las juveniles.
Ellas son opciones. Si entrenan, están para jugar. Si no están consideradas, entrenarían en la juvenil. Acá es más difícil, si tengo una extremo juvenil que es buena, tienen que pensar que antes está Daniela Zamora, Rebeca Fernández, Yessenia Huenteo, Melissa Bustos, Bárbara Sánchez y Franchesca Caniguán. Aun así, vamos a tratar abrir espacio a juveniles para tener minutos.