Marcelo Bielsa asumió la Selección Chilena en 2007 y debía ordenar a una gran generación de jugadores que le darían grandes alegrías a nuestro país. Para eso, el Loco le pidió a su ayudante Eduardo Berizzo que llamara a Marcelo Salas, pues necesitaba liderazgo dentro de su camarín.
Finalmente, el Matador volvió a la Roja después de dos años para jugar los cuatro primeros partidos de las Eliminatorias a Sudáfrica 2010 antes de anunciar su retiro del fútbol a los 33 años. Sin embargo, el histórico delantero nacional reconoció que quizás podría haber ido a su segundo Mundial.
La confesión de Marcelo Salas y el Mundial de Sudáfrica
En entrevista con Fuera de Juego, el presidente de Deportes Temuco recordó cuando el Toto Berizzo lo llamó para que se sumara al proyecto de Marcelo Bielsa. “Yo feliz con volver, más con un cuerpo técnico que mantendrá orden y se trabajará. Te exigía al máximo, estaba bien en ese periodo”.
“Me entrené a la par, pero te mataba. Me gustaba por eso. Si pasaba dos años antes, me sacaba un rendimiento mejor y estaríamos en otro mundial. Por mi edad pude haber jugado tres mundiales. El 2010 no llegué porque me retiré un año antes. Quizás si aguantaba, iba al banco“, confesó.
De paso, Marcelo Salas confesó que el Mundial de Sudáfrica es un pendiente que dejó en su carrera profesional: “En su momento dije que daba lo mismo. Un año antes no estaba bien, lo pasaba mal, porque tuve mi última operación de menisco. Me molestaba mi rodilla”.
“No teníamos todas las cosas de ahora, como el preventivo, los ejercicios y las máquinas. Podemos limpiar, unas plaquetas y podía aguantar. Podía hacer una limpieza, aguantar un mes fuera y vuelvo tranquilo, o entreno menos. Pero mi cabeza decía lo contrario. Cuando estaba en la U quería entrenar y si no lo hacía, no jugaría. Era un tema conmigo”, reconoció.
Para cerrar el tema, el Fenómeno indicó que “podría haber llegado a Sudáfrica. Iba a la banca, pero me hubiese quedado una pelota“.
Las lesiones que acabaron su carrera
Entrando de lleno a su periodo de lesiones al final de su carrera, el histórico delantero de la Roja contó que “hacía calentamiento y me infiltraba, igual en el entretiempo. Me molestaba, estaba sufriendo. No entregaba lo que podía entregar. El mismo partido con Uruguay que hago los dos goles, nadie sabía que estaba infiltrado”.
“Estaba a media máquina. Jugaba en la U y me infiltraba. No podía seguir así. Quería jugar una pichanga de viejo, compartir con mis amigos y hacer deporte“, reveló.
