La muerte de don Lorenzo Prieto caló hondo en todos los funcionarios de Universidad de Chile. Desde el cuerpo técnico, plantel y trabajadores, nadie quedó indiferente ante el sensible fallecimiento del masoterapeuta que recibió un merecido minuto de silencio en el partido de los azules ante Coquimbo Unido.
Sin embargo, hay quienes fueron más allá en su análisis y criticaron el problema a nivel país debido a la edad del trabajador, quien en sus minutos finales no quiso que se supiera su dolencia por temor a perder su trabajo.
Cristián Arcos culpa al sistema por el deceso de “Manitos de ángel”
A raíz del testimonio de Andrea Velásquez, la transeúnte que asistió a don Lorenzo en los minutos previos a su deceso, donde asegura que Prieto quería ocultar su dolencia para que la prensa no se enterara, el periodista Cristián Arcos cuestionó al sistema porque casos como los del querido “Manitos de ángel” se repiten en todo el país con gente de la tercera edad.
“Con 78 años, don Lorenzo debería estar en otro lugar, debería estar haciendo otras cosas, disfrutando de otras cosas, pero como somos un país de mierda en algunas cosas, como esas, ponemos la cabeza debajo de la tierra y nos olvidamos de pronto de lo que estamos construyendo”, indicó el comunicador.
El profesional continuó con sus dardos hacia los políticos, que poco hacen para que personas de alta edad disfruten de su jubilación de manera digna y no tengan que seguirse preocupando a esas alturas de la cesantía.
“Una escucha y ve gente muy relevante haciendo debates inhumanos, sin detenerse en que estamos hablando de personas. Encuentro aterrador esos momento en que él se da cuenta de que le está pasando algo grave y su primera reacción no es ‘me estoy muriendo’, su primera reacción es ‘voy a perder el trabajo’”, cerró el periodista en “El show de los Tenores”.
Las declaraciones de la transeúnte que asistió a Lorenzo Prieto
Andrea Velásquez conversó con Radio ADN acerca de su encuentro con el masoterapeuta de la U, relatando que “antes de irme a mi trabajo, quise caminar un rato en la playa y me encontré un señor en una banca con los labios morados, no respiraba bien. Llamé inmediatamente al SAMU porque me imaginé que era un infarto”.
“Después se reincorporó, estuvo bien, estuve con él. Él no quería que llagara la ambulancia, no quería morirse acá, decía ‘la prensa va a saber, no quiero perder mi trabajo, no quiero que sepan que estoy enfermo’. Íbamos caminando, conversando súper bien y se me volvió a desvanecer, pero ya la ambulancia había llegado”, cerró la cruda narración.
