El 15 de enero de 1989 es uno de los días que a ningún hincha del Bulla le gustaría recordar, pero junto al 14 de enero del 1990 son fechas que no sólo marcaron para siempre la historia de Universidad de Chile, sino que también formó, o terminó de formar, el carácter del club.
Es por eso que, luego de 35 años, se sigue conmemorando la jornada donde todo volvió a la normalidad, donde la pesadilla finalizó, el antes quedaba atrás y comenzaba un glorioso después que volvería a situar a la U como una de las instituciones deportivas más grandes del país.
El calvario azul que terminó con el mejor de los finales
Si bien el empate 2 a 2 ante Cobresal por la última fecha del Campeonato Nacional del ‘88 selló el primer y único descenso del Romántico Viajero, fue la diferencia de gol otro de los factores que confabularon en la desgracia azul, empatando en puntaje con O’Higgins y Unión Española, pero con -8, cuando las otras dos cerraron con -7.
Sin embargo, su estadía en el Ascenso duró 364 días y el retorno a la División de Honor fue para quedarse. Un 3 a 0 contra Curicó Unido a domicilio y la fiesta universitaria se desataba, la que aún en el 2025 se sigue recordando con orgullo.
Una época donde se fueron los que tenían que irse y se quedaron los que se querían quedar, donde los problemas económicos eran una realidad que abrumaba, pero donde el amor por el Chuncho hizo que jugadores como Eduardo Fournier, Héctor Hoffens y Horacio Rivas quedaran a fuego permanente en el corazón de los bullangueros.
Y el retorno del Equipo Mágico sería a lo grande. Si bien un día como hoy sellaron su regreso a Primera División, días después se consagrarían campeones de la categoría en la definición nacional ante Palestino. Una copa por la que nunca más se debería competir.