El gran capitán de Universidad de Chile, Luis Musrri, es recordado como un símbolo y leyenda azul. Las inolvidables campañas con el Romántico Viajero lo transformaron en un ícono de los noventeros que se identificaron con el mediocentro.
Su hidalguía y fiereza en el campo de juego dejó marcado a toda una generación de bullangueros. El formado en las huestes estudiantiles tenía su carácter y solo pensaba en la victoria, y así lo demostró Waldo Ponce contando una entretenida anécdota con el otrora volante.
En Radio Futuro, el exdefensor del Romántico Viajero fue consultado por el delantero que más le costó marcar en territorio nacional. Sin tanto pensarlo dio con el nombre: Humberto Suazo.
El sempiterno goleador, que hoy tiene a sus dos hijas jugando en el equipo femenino de la U, siempre fue un problema para Waldini: “El más bravo, y que todavía juega, el Chupete. Uno decía ‘ese gordito qué me va a pasar’. Se daba vuelta y puntete al ángulo o definía rápido con las dos piernas”.
“Era el más difícil de marcar aquí en Chile. Me tocó jugar contra Esteban (Paredes) o Alexis (Sánchez), pero no eran tan directos como Chupete. Es goleador nato. Tenía un metrito y te convertía”, explicó el hoy comentarista.
“No lo podíamos parar”
Esto lo llevó a revelar una historia sobre el poderío del artillero cuando era jugador de San Luis en sus inicios a principio de milenio.
Ponce detalló que “una vez fuimos a jugar un amistoso con la U contra San Luis en el estadio antiguo de Quillota. Jugamos contra Chupete. En ese tiempo San Luis estaba en Tercera División”.
“Héctor Pinto siempre lo quiso traer a la U antes de llegar a Audax y Colo-Colo. Ese día no lo podíamos parar, tres o cuatro goles nos hizo”, contó.
Ahí fue cuando apareció la voz del ídolo azul: “Lucho Musrri lo quería matar ‘agarren a este, péguenle una patada’, decía”.
Esta demostración fue una pincelada de lo que se terminó transformando “El hombre venido del planeta Gol”, siendo Goleador del Mundo en 2006, ídolo en Monterrey de México y mundialista con la Selección Chilena.